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Avellano Europeo: Negocio rentable que da frutos desde el Maule a todo Chile, de la mano de “Vivero Cuatro Vientos”

Avellano Europeo: Negocio rentable que da frutos desde el Maule a todo Chile, de la mano de “Vivero Cuatro Vientos”

Avellano Europeo: Negocio rentable que da frutos desde el Maule a todo Chile, de la mano de “Vivero Cuatro Vientos”

Son numerosos los beneficios asociados que entrega el producir un producto premium como es el “Avellano Europeo”. De la mano de “Vivero Cuatro Vientos”, la Región del Maule lo tiene todo para ser un lugar ideal para su producción y comercialización hacia el mundo.

Un precio atractivo, excelentes condiciones de comercialización, costos comparativamente bajos en comparación a otros frutales, facilidad de manejo y la adaptación a las condiciones climáticas del sur, han generado que el “Avellano Europeo” sea hoy considerado uno de los productos más buscados dentro del nicho de los frutos secos.

Solamente superado por el nogal, con alrededor de 50 mil hectáreas plantadas -según catastro de la Odepa- el avellano europeo hoy es un producto considerado de alta rentabilidad, que si bien enfrenta algunas barreras de entrada, día a día se catapulta como un verdadero boom en lo que plantación se refiere. Si bien el mismo nogal, como también el cerezo son competidores directos, el gran punto a favor que potencia su imagen frente a su competencia, es su capacidad de baja inversión inicial al momento de su producción.

Con tan solo seis millones de pesos por hectárea, suma que considera la preparación del suelo (el ideal es que sea uno limpio), plantas, plantación, fertilizantes base y la implementación del riego tecnificado, todas variables que cubren el 50% del valor, las expectativas están hechas. Con esa cifra cualquier inversionista puede aventurarse con seguridad a emprender un nuevo y atractivo negocio centrado en la producción del avellano europeo, que recién al quinto año de trabajo, generaría costos que bordearían los tres mil dólares por hectárea al año.

Considerado como un fruto de los llamados “mecanizables”, es decir un producto que, entendiendo que la disponibilidad de mano de obra para la agricultura se vuelve cada vez más compleja y cara, al manejarse con maquinaria puede presentar un atractivo especial. De la misma forma, otro elemento diferenciador con otros frutales, es el buen nivel de precios final que llega a alcanzar, donde un productor que ha hecho bien las cosas, perfectamente puede producir sobre los 4.000 kilos por hectarea en promedio, con precios de venta sobre los US$ 3 por kilo de avellana en cáscara.

Es crucial para entender este buen horizonte de precios finales, lo que significa plantar “contra estación” el avellano europeo en Chile. Con las grandes producciones mundiales como las de Turquía con 600 mil toneladas (produce el 70% del mercado total) e Italia con 100 mil (el 14%), los suelos chilenos y especialmente los maulinos, se convierte entonces en una excelente opción cuando, por razones estivales, este producto no se da por cierre de temporada en dichos países.  Sumado a lo anterior la calidad organoléptica de la fruta nacional es superior a los países del hemiferio norte.

Mirándolo desde este punto de vista, el aventurarse en emprender en un nicho como es el del avellano europeo, sin lugar a dudas se presenta como una excelente opción a otros sectores tradicionales como la ganadería, lechería o forestal, especialmente si lo pensamos en una explotación virtuosa de cultivos, donde exista un clima adhoc como es el que caracteriza al centro-sur y sur propiamente tal de nuestro país.

Plantar en el terreno correcto

Establecer el avellano europeo en un terreno que -al menos- tengo un metro de agua bajo el suelo es lo óptimo. La plantación del avellano se hace más fértil cuando se realiza en un terreno correcto, bien drenados, donde la capa freática esté claramente presente. No obstante estos resguardos, si hay algo que caracteriza al avellano, es su adaptabilidad climática.

Sólo es cosa de apreciar como ha sido la historia de su producción en nuestro país, donde desde la Región de O´higgins hasta Osorno, las hectáreas dedicadas a este fruto seco se han multiplicado en los últimos años, reportando una completa normalidad en lo que a cosecha se refiere. No obstante, hay ciertos protocolos que solamente aplican en terrenos donde la condición pasa por un clima templado con estaciones marcadas, libre de heladas tardías y con un mínimo de 700 horas de frío.

Dentro del “Manual de producción” que debiera manejar todo productor de avellano europeo en nuestro país, existen ciertas recomendaciones imperdibles, como son las de evitar cosechas en zonas de baja humedad del aire, que en asociación a vientos y temperaturas elevadas en verano, puede provocar el desecamiento de las hojas y afectar el desarrollo general de las plantas. Es por ello que si bien en todo el Valle Central de Chile se presentan las mejores condiciones para estos efectos, la Región del Maule y la Región del Ñuble se alzan como un área especial para lograr una excelente cosecha. Gracias a un buen manejo del cultivo, el agricultor podrá proyectar el mejor de los negocios con la inversión que realice en torno a este producto.

El corazón de un placer sin fronteras

Es muy probable que el Bombón de Ferrero, no pase desapercibido para ningún amante de los chocolates. Si bien su clásica presentación, de forma esférica y envueltos en papel dorado, en su caja cuadrada es mundialmente conocida, el placer por su consumo también lo es. De origen italiano, estos adictivos bombones de chocolate con avellanas son para millones de personas en el mundo una verdadera obsesión por la cual se paga lo que se pida. Y sin temor a equivocarse, es muy probable que muchos de ellos que hoy decoran estanterías de dulcerías o góndolas de supermercados por todo el planeta, contengan en su principal ingrediente -la avellana- el esfuerzo de cientos de inversionistas y trabajadores chilenos, que las cultivaron y cosecharon en las fértiles tierras maulinas.

Por ello ha optado el principal actor de este mercado en el país, la transnacional Agrichile, empresa filial de Ferrero, sin cuya presencia en suelo chileno no habría catapultado a este producto al sitial que hoy se ha ganado con creces en el mundo entero. Estamos hablando de un poder comprador que ofrece un precio premium por un producto adhoc a sus exigencias, entregando aproximadamente un dólar más en comparación con el precio internacional por la variedad Tonda di Giffon.

Las exigencias propias del mercado -con pandemia incluída- hacen que las proyecciones para esta fruta sean cada vez más optimistas a nivel internacional. Para llegar al punto de inflexión de que Chile pueda mirar a los ojos a sus competidores del viejo continente, sólo basta lograr sumar más hectáreas a estos cultivos, acercándose a lo que hoy sucede con el nogal en nuestro país. Sobre la base de las tendencias históricas, la planificación de Ferrero estima que hacia el 2030 debiera haber 60.000 hectáreas plantadas en Chile (un aumento de 3.000 hectáreas anuales) con una producción del orden de 88.000 toneladas, con cáscara.

Sin embargo, pese a todos estos buenos prospectos que esperan a la avellana europea cultivada y cosechada en Chile, aún queda mucha tarea pendiente. La modernización del cultivo y del material genético, son algunos de los desafíos que deberá enfrentar de aquí a un corto horizonte, si desea de verdad entrar a las grandes ligas.

Catapultar al siglo XXI al avellano europeo en Chile, es y debe ser una misión a no abandonar por ningún motivo. El país lo tiene todo para hacerlo. Sólo es cosa de incorporar herramientas de control de vigor tales como el uso de portainjertos enanizantes y semi-enanizantes que permitan aumentar la densidad de plantación de los huertos de quinientos árboles a más de mil árboles por hectárea. Dicho esto, es hora de adelantar la entrada en producción de temporadas, combinando variedades e incrementando el rendimiento de superficies gracias al cultivo de huertos auto-enraizados.

Las nuevas variedades

Para quién se interese de verdad en invertir en avellana europea, hoy el mercado está exigiendo nuevas variedades que han logrado perfectamente aclimatarse en nuestros país, convirtiéndose en una verdadera “mina de oro” para quién decida incursionar en este nicho.  Si bien la Tonda di Giffoni ha sido la variedad más utilizada en Chile los últimos años, una segunda cepa ha logrado encontrar excelentes apreciaciones por su notable calidad: la Barcelona. Ambas solas o combinadas, responden perfectamente a la alta adaptabilidad a las diferentes condiciones edafoclimáticas de las áreas de cultivo y una productividad elevada.

El futuro está a la vuelta de la esquina. Convertirse en un productor de este fruto seco puede marcar la diferencia del éxito o fracaso para cualquier inversionista.  Con más de 20 mil hectáreas a nivel nacional a su haber, el avellano europeo lo tiene todo para seguir creciendo como sector productivo en Chile. El tiempo dirá si se llega a lograr la meta que anhela para el 2030 Ferrero, el gran cliente al cual todos miran dulcemente.

Es un aporte más de “Viveros Cuatro Vientos”.

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